La remolacha es una hortaliza que hasta hace relativamente poco no había entrado en mi cocina, no porque no me gustara sino porque en mi casa no había costumbre.

Cuando me detectaron la intolerancia a la fructosa hace ya más de un año me recomendaron su consumo en la dieta, y desde entonces he descubierto que me encanta y suelo introducirla en mis recetas.
Proporciona gran cantidad de energía gracias a su alto contenido en agua y proteínas.

 Además es una fuente de fibra perfecta para regular el tracto intestinal. Gracias a su contenido en betaína ayuda a controlar la inflamación interna mejorando la circulación, entre algunas de sus propiedades.

Se puede tomar en batidos, cocida, cruda, en ensalada o en cremas como esta que os traigo hoy, perfectas para una cena ligera y caliente ahora que llega el otoño.

Así que ya sabes, no olvides echar unas remolachas a tu cesta de la compra.